viernes, 11 de noviembre de 2011

Masalláqueunaamistad.*



Tengo poco tiempo antes de que mi mente se enfoque en otra cosa que sea menos importante, pero más relevante para mi estupidez atencional....Así que comenzaré por el principio como el general de las cosas, pero con una forma distinta... ¿Que tal si todo esto lo empezamos con una pregunta?, bueno acá va... ¿El tamaño es importante en el momento de que el ser humano pueda entregar amistad, amor y felicidad?. Pongan atención a la siguiente historia:

Todos conocemos al elefante, un mamífero de un tamaño impresionante y de una fuerza demoledora. Pero un hecho bastante curioso de estos, es que no deben caer al piso. Los elefantes pueden tropezar y levantarse de nuevo, pero si este cae , por más que la manada compañera intente no lo podrán levantar y preso de su propio peso, con una respiración lenta y profunda, el elefante caído muere. Pero yo me pregunto si estarán bien. ¿Pero, no habrá otra razón por la que los elefantes no puedan caerse? Yo creo que esa es su misión, no caerse. Como es el más astuto y paciente de los mamíferos...

Un día mientras la manada caminaba rumbo al este buscando nuevos posones para capear el calor, se detiene el último y menor de los elefantes, queda mirando una pequeña niña que estaba sola. La niña de tez clara, cabello claro, ojos verdes no sabía donde estaba su propia manada humana. Ya sentía el hambre, calor y la soledad la desesperaba. El elefante con miedo por este nuevo ser, de una manera distinta su fisiología, se acercó a ver porqué a la niña le caía unas gotas de sus ojos... Al sentirse ya en un estado más cercano y con confianza, hizo un gesto con sus pequeñas orejas e invitó a la niña a caminar junto a ellos. La niña sin saber que hacer y conmovida por este raro suceso, no dudó y aceptó la invitación.

Y pasaron los días, tal como los elefantes de esfuerzo saben. Marchando amanecer tras amanecer, año tras año, como una gran masa de fuerza, de fuerza que solamente da paz.

El elefante comenzó a crecer más rápido que la niña, pero así como el físico crecía, la confianza y amor entre ambos se hacía casi inalcanzable. Y es por que no es necesario que todos seamos iguales, es porque todos aunque no hablemos el mismo idioma podemos darnos cuenta que si aprendemos a mirar los ojos y a escuchar los gestos, corazón de las persona nos conectaremos en una lengua más hermosa, sana y directa, que la de uso universal. Por eso es la invitación, para que aprendamos a mirar a la persona que tenemos a nuestro lado, a la persona que se siente culpable por un momento de confusión en su hipotálamo. Para que podamos enseñarle, que errar es de ser humano y de cualquier especie existente sobre la faz de la tierra. Sino, es simple no podremos aprender, no podremos crecer y no podremos vivir.

Así pasaron los días y junto con ellos la enorme masa de paz que seguía, que pisada tras pisada, escribían junto al polvo tres palabras solamente: "Observa, resiste, ama. Observa, resiste, ama".
La niña en un día de alegría le pregunta a su amigo elefante con un cariño en su enorme oreja. ¿Me puedes prometer solo una cosa? - El elefante asienta con un leve movimiento de cabeza -. ¿Quieres ser mi compañero para toda la vida y permitirme ir contigo hasta que el último de los charcos se seque?. - El elefante con una inmensa alegría mueve su trompa y genera una lluvia con el agua que contenía dentro. El desenlace fue ese siguieron siendo amigos, acompañando y sobreviviendo el uno con el otro.

Espero podamos comprende un día. Elegí el elefante por su capacidad de compañía, fidelidad y amor hacia su manada porque quiero que sepas tu, que estás leyendo esto en estos momentos, que nunca te dejaré, nunca te abandonaré y tan fiel como el elefante a la niña y su manada, estaré para ti, hasta que el último charco de lodo se seque. ¿Quieres aceptar mi Pacto?.


Cristian Jorquera.

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